La esposa, al llegar su marido le dice:
— Papi, el lava manos no sirve, la puerta se cayó y el pasto del patio está muy alto.
— Ubíquese mamita, yo no soy ni plomero, ni carpintero, ni jardinero. Al día siguiente todo estaba arreglado y él pregunta:
— Amor, ¿cómo hiciste?
— Vino el vecino y me dijo que me arreglaba todo si le hacía una hamburguesa o si hacíamos el amor.
— ¿Y cómo te quedó la hamburguesa?
— ¡Ubíquese papito... Yo no soy ni Mc Donalds, ni El Corral, ni Burger King
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